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Pancita llena, ¿sueño profundo?
El sueño no es ajeno a la alimentación y está influenciado por los hábitos alimenticios. Un niño con hambre no podrá conciliar el sueño con facilidad y, a su vez, le costará mucho disfrutar de una comida.
Algunos niños que no están acostumbrados a comer sentados y relajados, como también puede que su manera de dormir sea inquieta.
Por este motivo, el comer y el dormir están estrechamente vinculados.
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